lunes, 9 de agosto de 2010

Lectura de la carta a los Hebreos 11, 1-2. 8-19

Hermanos:

La fe es seguridad de lo que se espera, y prueba de lo que no se ve.

Por su fe, son recordados los antiguos.

Por fe, obedeció Abrahán a la llamada y salió hacia la tierra que iba a recibir en heredad. Salió sin saber adónde iba.

Por fe, vivió como extranjero en la tierra prometida, habitando en tiendas -y lo mismo Isaac: y Jacob, herederos de la misma promesa-, mientras esperaba la ciudad de sólidos cimientos cuyo arquitecto y constructor iba a ser Dios.

Por fe, también Sara, cuando ya le habla pasado la edad, obtuvo fuerza para fundar un linaje, porque juzgó digno de fe al que se lo prometía.

Y así, de uno solo y, en este aspecto, ya extinguido, nacieron hijos numerosos -como las estrellas del cielo y como la arena incontable de las playas.

Con fe murieron todos éstos, sin haber recibido lo prometido; pero viéndolo y saludándolo de lejos, confesando que eran huéspedes y peregrinos en la tierra.

Es claro que los que así hablan están buscando una patria; pues, si añoraban la patria de donde habían salido, estaban a tiempo para volver.

Pero ellos ansiaban una patria mejor, la del cielo.

Por eso Dios no tiene reparo en llamarse su Dios: porque les tenía preparada una ciudad.

Por fe, Abrahán, puesto a prueba, ofreció a Isaac; y era su hijo único lo que ofrecía, el destinatario de la promesa, del cual le había dicho Dios: «Isaac continuará tu descendencia.»

Pero Abrahán pensó que Dios tiene poder hasta para hacer resucitar muertos.

Y así, recobró a Isaac como figura del futuro.

martes, 15 de junio de 2010

"Quisiera también que Roma diese el buen ejemplo de una liturgia celebrada piadosamente y sin «creatividades» desentonadas. Algunos abusos en materia litúrgica han podido favorecer, por reacción, actitudes que han llevado a toma de posiciones insostenibles en sí mismas y en contraste con el Evangelio. Al hacer un llamamiento, con afecto y con esperanza, al sentido de responsabilidad de cada uno frente a Dios y a la Iglesia, quisiera poder asegurar que cualquier irregularidad litúrgica será diligentemente evitada" (Homilía del 23 de septiembre de 1978 del Papa Juan Pablo I).

martes, 20 de abril de 2010

El cumplimiento de la ley de Dios por amor

Hay dos maneras distintas de cumplir la ley de Dios: en plan de mercenario, como los siervos, o por puro amor, como los hijos. El primero aspira a la recompensa prometida a los que cumplen la ley y a evitar el castigo que amenaza a los que la infringen; el segundo quiere, por encima de todo, complacer a Dios, aunque no hubiera cielo que esperar ni infierno que temer. Esta segunda forma es una manifestación espléndida del amor efectivo hacia Dios.

Escuchemos a un celebrado autor explicando admirablemente las delicadezas de este amor:

“El amor debe producir fidelidad en la acción. Fidelidad generosa y constante a todo lo que sea la voluntad de Dios; fidelidad hasta en las cosas más pequeñas, viendo en ella, no su pequeñez en sí mismas, lo cual es propio de espíritus mezquinos, sino esa otra gran cosa que es la voluntad de Dios, que debemos respetar con grandeza aun en las cosas pequeñas. En este sentido dice San Agustín: “Las cosas pequeñas son pequeñas, pero ser fiel a lo pequeño es cosa muy grande”.

Así, en los detalles, que a veces son muy gravosos, de las leyes de disciplina o de rúbricas, el sacerdote reconoce, ama y respeta esa cosa grande y santa que es la voluntad de Dios. Así también, en las prescripciones asaz minuciosas de su regla, el religioso sabe ver y respetar esta voluntad siempre grande, siempre infinita, hasta en los más ínfimos detalles. Nuestro Señor está todo entero, tan grande, tan vivo, tan adorable, en una hostia pequeña como en una grande, lo mismo en la más pequeña partícula como en la hostia entera, y con la misma adoración recojo las partículas que una hostia grande. Una cosa parecida sucede con la voluntad de Dios; las más insignificantes prescripciones de mi regla la contienen toda entera, y en ellas la adoro y la acato con la misma devoción que en las cosas grandes; no dejo perder partícula alguna de este bien sagrado.

Y así como en la comunión, por pequeña que sea la hostia, me engrandezco por mi contacto con Dios nuestro Señor, así también en la fidelidad al deber, por pequeñas que sean las observancias a que me someto, siento que mi alma se ensancha y se dilata por mi contacto con Dios. ¡Es cosa tan grande llegarse a Dios...! Y esto es lo único que busco en mi fidelidad a las cosas pequeñas: establecer entre yo y Dios un contacto más perfecto, más continuo, más absoluto, de tal manera que al fin no haya punto alguno que de El me aparte.

No es, pues, la fidelidad a la prescripción o a la práctica por sí misma la que me atrae, no; esto sería una mezquindad. Es la fidelidad a la prescripción y a la práctica para el contacto divino, y esto es infinito. Así se explica la anchura, el desahogo y la libertad que vemos en el alma de los santos: los veo fieles a todo y, al mismo tiempo, libres en todo; se siente que no están apegados más que a Dios solamente y que su alma nada quiere que no sea El; son exactos en todo, pero con esa actitud viva, flexible, generosa, que se acomoda a todas las necesidades; no conocen la rigidez farisaica, las escrupulosas minuciosidades ni las inquietudes meticulosas.

Cuando yo comprenda como ellos que mi fin no es ajustarme a la prescripción, sino ajustarme a Dios por la prescripción, encontraré también, como ellos, esta anchura en la exactitud, esa facilidad en ser fiel, esa grandeza en la pequeñez; como ellos también, no me sentiré prisionero, sino libre; no me ahogaré, sino que me ensancharé hasta en los detalles más insignificantes, en apariencia, de las reglas que tenga que observar: “Corrí gozoso por el camino de tus mandamientos cuando ensanchaste mi corazón” (Ps. 118, 32).

Tissot, La vida interior simplificada p.2.ª l.I. c.5 n.25-26.


Tomado a su vez del libro: Teología de la Caridad, edit. BAC, autor Antonio Royo Marín.

domingo, 14 de marzo de 2010

LOS SANTOS SOBRE LA MISA

El santo cura de Ars, San Juan María Vianney:

“Si conociéramos el valor de La Santa Misa nos moriríamos de alegría”.

"Sí supiéramos el valor del Santo Sacrificio de la Misa, qué esfuerzo tan grande haríamos por asistir a ella"

San Anselmo: “Una sola misa ofrecida y oída en vida con devoción, por el bien propio, puede valer más que mil misas celebradas por la misma intención, después de la muerte.”

Santo Tomás de Aquino: "La celebración de la Santa Misa tiene tanto valor como la muerte de Jesús en la Cruz".

San Francisco de Asís: "El hombre debería temblar, el mundo debería vibrar, el Cielo entero debería conmoverse profundamente cuando el Hijo de Dios aparece sobre el altar en las manos del sacerdote".

Santa Teresa de Jesús: "Sin la Santa Misa, ¿que sería de nosotros? Todos aquí abajo pereceríamos ya que únicamente eso puede detener el brazo de Dios. Sin ella, ciertamente que la Iglesia no duraría y el mundo estaría perdido sin remedio".

San Alfonso de Ligorio: "En cierta ocasión, Santa Teresa se sentía inundada de la bondad de Dios. Entonces le hizo esta pregunta a Nuestro Señor: “Señor mío, “¿cómo Os podré agradecer?” Nuestro Señor le contestó: “ASISTID A UNA MISA”. El mismo Dios no puede hacer una acción más sagrada y más grande que la celebración de una Santa Misa"

Padre Pío de Pieltrecina: "Sería más fácil que el mundo sobreviviera sin el sol, que sin la Santa misa".

"La Misa es infinita como Jesús... pregúntenle a un Angel lo que es la misa, y El les contestará, en verdad yo entiendo lo que es y por qué se ofrece, mas sin embargo, no puedo entender cuánto valor tiene. Un Angel, mil Angeles, todo el Cielo, saben esto y piensan así".

San Lorenzo Justino: "Nunca lengua humana puede enumerar los favores que se correlacionan al Sacrificio de la Misa. El pecador se reconcilia con Dios; el hombre justo se hace aún más recto; los pecados son borrados; los vicios eliminados; la virtud y el mérito crecen, y las estratagemas del demonio son frustradas".

San Leonardo de Porto Maurice: "Oh gente engañada, ¿qué están haciendo? ¿Por qué no se apresuran a las Iglesias a oír tantas Misas como puedan? ¿Por qué no imitan a los ángeles, quienes cuando se celebra una Misa, bajan en escuadrones desde el Paraíso y se estacionan alrededor de nuestros altares en adoración, para interceder por nosotros?".

"Yo creo que sí no existiera la Misa, el mundo ya se hubiera hundido en el abismo, por el peso de su iniquidad. La Misa es el soporte poderoso que lo sostiene ".“Una misa antes de la muerte puede ser más provechosa que muchas después de ella… "

San Felipe Neri: "Con oraciones pedimos gracia a Dios; en la Santa Misa comprometemos a Dios a que nos las conceda ".

San Pedro Julián Eymard: "Sepan, oh Cristianos, que la Misa es el acto de religión más sagrado. No pueden hacer otra cosa para glorificar más a Dios, ni para mayor provecho de su alma, que asistir a Misa devotamente, y tan a menudo como sea posible ".

San Bernardo: "Uno obtiene más mérito asistiendo a una Santa Misa con devoción, que repartiendo todo lo suyo a los pobres y viajando por todo el mundo en peregrinación ".

San Francisco Javier Bianchi: "Cuando oigan que yo no puedo ya celebrar la Misa, cuéntenme como muerto".

San Buenaventura: "La Santa Misa es una obra de Dios en la que presenta a nuestra vista todo el amor que nos tiene; en cierto modo es la síntesis, la suma de todos los beneficios con que nos ha favorecido".

San Gregorio el Grande: "El sacrificio del altar será a nuestro favor verdaderamente aceptable como nuestro sacrificio a Dios, cuando nos presentamos como víctimas".

Cuando Santa Margarita María Alacoque asistía a la Santa Misa, al voltear hacia el altar, nunca dejaba de mirar al Crucifijo y las velas encendidas. ¿Por qué? Lo hacía para imprimir en su mente y su corazón, dos cosas: El Crucifijo le recordaba lo que Jesús había hecho por ella; las velas encendidas le recordaban lo que ella debía hacer por Jesús, es decir, sacrificarse consumirse por El y por las almas.

San Andrés Avellino: "No podemos separar la Sagrada Eucaristía de la Pasión de Jesús".

Dios les Bendiga

LOS RESTOS DE LOS APOSTOLES Y PRIMEROS CRISTIANOS

¡Virgo parens Christi Benedicta!

Los restos de todos los Apóstoles están en las Iglesias Católicas, al igual que todos los que escribieron los Evangelios.

Nota: Algunas reliquias están divididas entre las Iglesias Católicas.

San Pedro en la Basílica de San Pedro en Roma.

San Pablo en la Iglesia de San Pablo en Roma.

San Mateo en la Catedral de San Mateo en Messina, Sicilia.

San Santiago el Grande en la Iglesia de San Santiago en Compostela, España.

San Santiago el Menor (el Justo) en la Basílica de los Santos Apóstoles en Roma.

San Bartolomeo en la Iglesia de San Bartolomeo en la isla, Roma.

San Andrés en la Catedral de Amalfi en Italia.

San Felipe en la Iglesia de Dodici Apostoli en Roma, Basílica de los Doce Santos Apóstoles.

San Simón en el Vaticano, bajo el Altar de la Crucifixión.San Judas en la Basílica de San Pedro en Roma.

San Tomás en la Catedral de Santo Tomás en Mylapore, India.

San Matías en San Mateo Abbey en Trier, Alemania, y en la Basílica de Santa María la Mayor en Roma.

San Juan en las ruinas de la Basílica de San Juan en Efeso, Turquía.

"Edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, siendo la Piedra Angular Cristo Mismo."Efesios 2:20

*Aunque no fue un Apóstol, escribió el Evangelio de Marcos.

San Marcos está en la Iglesia de San Marcos en Venecia, Italia.

*Aunque no fue un Apóstol, escribió el Evangelio de Lucas.

San Lucas se encuentra en la Basílica de Santa Giustina en Padua, Italia.

*El primer Mártir Cristiano. Hechos 7:60

San Esteban está en Roma en la Basílica de San Lorenzo Fuera de las Murallas.

*La primera persona que llegó a la tumba del Cristo resucitado. Juan 20:1

Santa María Magdalena, en la Basílica de San Maximin en Villalata, Francia.

*Produjo la primera Biblia conteniendo el Antiguo y el Nuevo Testamento, la Vulgata Latina.

San Jeromé está en la Basílica de Santa María la Mayor en Roma.

*Uno de los más grandes teólogos Católicos de todos los tiempos, Santo Tomás de Aquino está en la Iglesia de San Sernin en Toulouse, Francia.

Dios me los Bendiga

lunes, 1 de marzo de 2010

La Igleisa es llamada "sacramento"

Los siete sacramentos son los signos y los instrumentos mediante los cuales el Espíritu Santo distribuye la gracia de Cristo, que es la Cabeza, en la Iglesia que es su Cuerpo. La Iglesia contiene por tanto y comunica la gracia invisible que ella significa. En este sentido analógico ella es llamada "sacramento"

Tomado del Catecismo de la Iglesia Católica, nº 774.
http://www.ewtn.org/library/catechsm/spanish/p123a9p1.asp

domingo, 7 de febrero de 2010

Oración a Santa Gema Galgani para los estudios

"Tu ciencia, Señor, admiró a todos cuando, Niño aún, te escucharon en el Templo, a los que te seguían cuando enseñabas a las multitudes, a los que te contradecían, y no acertaban a responderte.
A Santa Gema, por cuya intercesión acudo hoy a Ti, la dotaste de una especial capacidad para el estudio, que ella supo aprovechar responsablemente.
A mí me has concedido también capacidad y posibilidades para dedicarme a la ciencia. Te doy gracias por ello; y ahora, ante los exámenes, quiero pedirte una ayuda especial. Quiero que mis éxitos sean para glorificarte a Ti; alegría y gratitud para mis padres; nuevas posibilidades para mis padres, nuevas posibilidades para ayudar a los demás y estímulo y preparación para mi futuro.
Así lo espero alcanzar, como un día Santa Gema, de Ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos.- Amén." (Padre Nuestro, Ave María y Gloria).-

sábado, 15 de agosto de 2009

La Asunción de María

Por tanto, después de elevar a Dios muchas y reiteradas preces e invocar la luz del Espíritu de la Verdad, para gloria de Dios omnipotente, que otorgó a la Virgen María su peculiar benevolencia; para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte; para acrecentar la gloria de esta misma augusta Madre y para gozo y alegría de toda la Iglesia, por la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y por la nuestra, pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma de revelación divina que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celeste.

Extraído de:
Constitución Apostólica Munificentissimus Deus, Pío XII

domingo, 9 de agosto de 2009

Grave obligación de corregir abusos litúrgicos

«Cuantas veces la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos tenga noticia, al menos propable, de un delito o abuso que se refiere a la santísima Eucaristía [o a otra partes esencial de la sagrada Liturgia, obviamente], se lo hará saber al Ordinario, para que investigue el hecho. Cuando resulte un hecho grave, el Ordinario envíe cuanto antes a este Dicasterio un ejemplar de las actas de la investigación realizada y, cuando sea el caso, de la pena impuesta» (n.181).

«De forma muy especial, todos procuren, según sus medios, que el santísimo sacramento de la Eucaristía sea defendido de toda irreverencia y deformación, y que todos los abusos sean completamente corregidos. Esto, por lo tanto, es una tarea gravísima para todos y cada uno, y excluida toda acepción de personas, todos están obligados a cumplir esta labor» (n.183).

«Cualquier católico, sea sacerdote, sea diácono, sea fiel laico, tiene derecho a exponer una queja por un abuso litúrgico [o por una herejía manifiesta] ante el Obispo diocesano o el Ordinario competente, o ante la Sede Apostólica, en virtud del primado del Romano Pontífice [can. 1417]. Conviene, sin embargo, que, en cuanto sea posible, la reclamación o queja sea expuesta primero al Obispo diocesano» (n.184).

Tomado de la Instrucción Redemptoris Sacramentum

domingo, 2 de agosto de 2009

((Apelar a la conciencia propia para rechazar la doctrina o disciplina de la Iglesia es un grave error. Como dice Juan Pablo II, «el Magisterio de la Iglesia ha sido instituído por Cristo, el Señor, para iluminar la conciencia; apelar a esta conciencia precisamente para rechazar la verdad de cuanto enseña el Magisterio, lleva consigo el rechazo de la idea católica del Magisterio y de la conciencia moral» (12-XI-1988).

Tomado de:
JOSE RIVERA - JOSE MARIA IRABURU; Síntesis de espiritualidad católica (6ª ed)
http://www.gratisdate.org